Como país limítrofe y exbeligerante, ¿qué implicancia tiene para el Paraguay que Bolivia posea un satélite doméstico con capacidad tanto civil como militar? Pese a que este salto tecnológico de Bolivia inevitablemente induce cierto dilema de seguridad para el Paraguay, esa conquista debe ser recibida con beneplácito por nuestro país, ya que podríamos valernos del mismo si resulta más ventajoso con relación al que nos ofrecen otros países.
La visita que realiza hoy el presidente Cartes a Bolivia es oportuna para hablar de este y otros proyectos de integración tantas veces anunciados pero nunca concretados, privando a nuestros pueblos de los beneficios de una cooperación fecunda entre dos pueblos hermanos.
El próximo 20 de diciembre el presidente de
Bolivia, Evo Morales, al frente de una frondosa comitiva de autoridades
civiles y militares de su país, planea asistir al acto de lanzamiento
del primer satélite de comunicaciones con que contará dicho país.
El “Túpac-Katari” –como se denomina el artefacto en memoria de un líder indígena del Altiplano– será lanzado desde el Centro Espacial de Jiuquan, situado en el noroeste de China. El satélite costó US$ 302 millones y fue financiado con un empréstito del China Development Bank y recursos del Gobierno boliviano. Según anuncio de las autoridades de la Agencia Boliviana Espacial (ABE), el satélite contará con dos estaciones, una de las cuales estará situada en Amachuma, localidad de El Alto, La Paz. Por otra parte, hasta ahora, el Gobierno boliviano ha completado la instalación de unos mil centros de transmisión en todo el país, con prioridad para las comunidades más remotas, a fin de dotarlas con el servicio de internet.
Las autoridades bolivianas estiman que con la entrada en operación del satélite en el transcurso del primer trimestre del próximo año, el costo de las comunicaciones en el país se reducirá en un 25 por ciento. El satélite tendrá una órbita geoestacionaria a 36,00 kilómetros de altura. Fue construido por la empresa china CGWIG.
Aunque está diseñado primariamente como un satélite de comunicaciones para uso civil, al menos 5 por ciento de su capacidad estará reservado para uso militar con fines de defensa nacional, concretamente para “espiar” territorio e instalaciones militares de países limítrofes. Para el efecto el satélite cuenta con cámaras fotográficas de alta resolución capaces de captar imágenes ópticas e infrarrojas. A más de eso, proporcionará comunicación segura a las Fuerzas Armadas y a otras instituciones que tienen que ver con la defensa nacional.
Pese a no tener hipótesis de conflicto armado con ninguno de sus vecinos, de cierto modo, con su satélite Bolivia disminuirá la brecha tecnológica que la separa de Chile, país que cuenta con un satélite de uso militar y con el cual Bolivia mantiene un antiguo litigio por una salida soberana al Océano Pacífico.
Este satélite chileno, fabricado en Francia, fue colocado en órbita en diciembre de 2011 desde la base de lanzamiento ubicada en la Guayana Francesa. A más de su empleo militar, es utilizado también en tareas civiles, como mapeo, monitoreo agrícola, investigación ambiental y control de recursos naturales. Es operado por el Comando Logístico de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) desde una estación de control ubicada en Santiago, con una vida útil prevista de 15 años.
Ahora bien, como país limítrofe y exbeligerante, ¿qué implicancia tiene para el Paraguay que Bolivia posea un satélite doméstico con capacidad tanto civil como militar? Desde el fin de la Guerra del Chaco, el Paraguay nunca ha tenido complejo de inseguridad con respecto a Bolivia, pese a la repotenciación de sus Fuerzas Armadas durante los últimos años, con la ayuda material y económica del gobierno de Hugo Chávez. Ahora que con su satélite puede “espiar” tranquilamente todo el territorio paraguayo, en particular nuestras modestas instalaciones militares dispersas en todo el país y los esporádicos desplazamientos de tropas, aviones y buques, no modifica en absoluto la situación estratégica de la seguridad nacional, dada la ausencia de un potencial conflicto armado entre ambos países.
Con todo, los paraguayos debemos admitir que, desde el punto de vista geopolítico, el salto tecnológico dado por Bolivia con la adquisición de un satélite inevitablemente induce cierto dilema de seguridad para nuestro país. Pero nuestro gobierno debe transformar ese dilema en un incentivo que lleve a una política de Estado que permita al país contar también con un satélite de comunicaciones propio en el mediano plazo, a fin de valernos de sus múltiples servicios para impulsar nuestro desarrollo.
Desechada, pues, la hipótesis de un nuevo conflicto armado con el país del Altiplano, la posesión de un satélite de comunicaciones por parte del mismo tiene consecuencia geoeconómica para el Paraguay, como ya lo ha insinuado el propio presidente, Evo Morales, al señalar que su gobierno planea reforzar las comunicaciones de su país con sus vecinos suramericanos compartiendo regionalmente los beneficios del satélite. Por otra parte, autoridades paraguayas responsables de las comunicaciones han adelantado que nuestro país podría alquilar el servicio del “Túpac-Katari” para mejorar y abaratar el costo de las comunicaciones por internet. En fin, la conquista boliviana de un satélite propio debe ser recibida con beneplácito por nuestro país, ya que podríamos valernos de él si resulta más ventajoso con relación a lo que nos ofrecen actualmente otros países vecinos.
Más allá de ventajas comunicacionales, nuestro gobierno podría negociar entendimientos con el Gobierno boliviano para la utilización del satélite con fines de seguridad fronteriza, como tenemos actualmente con el Brasil; en particular, en lo concerniente al combate al narcotráfico a través del Chaco, problema que preocupa por igual al Gobierno boliviano. Podría ser de gran utilidad también para el control de las reservas forestales, tanto en el Chaco como en la Región Oriental, así como el control de la agricultura a gran escala practicada actualmente en nuestro país, a fin de evitar los abusos ambientales que perjudican la vida humana, la fauna y la flora. En suma, la posesión del satélite por parte de Bolivia podría tener un efecto positivo indirecto en cuanto a la dinamización del intercambio comercial entre ambos países, hasta ahora casi inexistente.
El desarrollo del Chaco paraguayo pasa necesariamente por un fluido intercambio comercial con Bolivia. Por su parte, como país mediterráneo, Bolivia necesita de la hidrovía Paraguay-Paraná para acceder a los mercados de Argentina y Uruguay, a más de los de ultramar. El vasto territorio del Chaco boliviano es una región muy poco poblada, al igual que el paraguayo. Vías de comunicación a través de ambos territorios atraerán migraciones que paulatinamente vayan poblándolos. Pero para que los asentamientos humanos sean permanentes, tiene que existir actividad económica, vale decir, desarrollo. Desde un punto de vista geopolítico, como país pivot y mediterráneo, Bolivia necesita del Paraguay para desarrollarse a plenitud, y Paraguay necesita de Bolivia por las mismas razones para desarrollar el Chaco.
El satélite “Túpac-Katari” puede ser el inicio de una real integración comercial entre Bolivia y Paraguay dentro de un destino geográficamente manifiesto. Una lección de la Historia es que las naciones no pueden hipotecar su porvenir por cuestiones de resentimiento, encono o revanchismo.
En ese sentido, es oportuna la visita que realizará hoy a Bolivia el presidente Horacio Cartes, para hablar de este y otros temas a fin de superar los escollos y hacer realidad los proyectos de integración tantas veces anunciados pero nunca concretados, privando así a nuestros pueblos de los beneficios que proporciona una cooperación fecunda entre dos pueblos hermanos.
ABC
El “Túpac-Katari” –como se denomina el artefacto en memoria de un líder indígena del Altiplano– será lanzado desde el Centro Espacial de Jiuquan, situado en el noroeste de China. El satélite costó US$ 302 millones y fue financiado con un empréstito del China Development Bank y recursos del Gobierno boliviano. Según anuncio de las autoridades de la Agencia Boliviana Espacial (ABE), el satélite contará con dos estaciones, una de las cuales estará situada en Amachuma, localidad de El Alto, La Paz. Por otra parte, hasta ahora, el Gobierno boliviano ha completado la instalación de unos mil centros de transmisión en todo el país, con prioridad para las comunidades más remotas, a fin de dotarlas con el servicio de internet.
Las autoridades bolivianas estiman que con la entrada en operación del satélite en el transcurso del primer trimestre del próximo año, el costo de las comunicaciones en el país se reducirá en un 25 por ciento. El satélite tendrá una órbita geoestacionaria a 36,00 kilómetros de altura. Fue construido por la empresa china CGWIG.
Aunque está diseñado primariamente como un satélite de comunicaciones para uso civil, al menos 5 por ciento de su capacidad estará reservado para uso militar con fines de defensa nacional, concretamente para “espiar” territorio e instalaciones militares de países limítrofes. Para el efecto el satélite cuenta con cámaras fotográficas de alta resolución capaces de captar imágenes ópticas e infrarrojas. A más de eso, proporcionará comunicación segura a las Fuerzas Armadas y a otras instituciones que tienen que ver con la defensa nacional.
Pese a no tener hipótesis de conflicto armado con ninguno de sus vecinos, de cierto modo, con su satélite Bolivia disminuirá la brecha tecnológica que la separa de Chile, país que cuenta con un satélite de uso militar y con el cual Bolivia mantiene un antiguo litigio por una salida soberana al Océano Pacífico.
Este satélite chileno, fabricado en Francia, fue colocado en órbita en diciembre de 2011 desde la base de lanzamiento ubicada en la Guayana Francesa. A más de su empleo militar, es utilizado también en tareas civiles, como mapeo, monitoreo agrícola, investigación ambiental y control de recursos naturales. Es operado por el Comando Logístico de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) desde una estación de control ubicada en Santiago, con una vida útil prevista de 15 años.
Ahora bien, como país limítrofe y exbeligerante, ¿qué implicancia tiene para el Paraguay que Bolivia posea un satélite doméstico con capacidad tanto civil como militar? Desde el fin de la Guerra del Chaco, el Paraguay nunca ha tenido complejo de inseguridad con respecto a Bolivia, pese a la repotenciación de sus Fuerzas Armadas durante los últimos años, con la ayuda material y económica del gobierno de Hugo Chávez. Ahora que con su satélite puede “espiar” tranquilamente todo el territorio paraguayo, en particular nuestras modestas instalaciones militares dispersas en todo el país y los esporádicos desplazamientos de tropas, aviones y buques, no modifica en absoluto la situación estratégica de la seguridad nacional, dada la ausencia de un potencial conflicto armado entre ambos países.
Con todo, los paraguayos debemos admitir que, desde el punto de vista geopolítico, el salto tecnológico dado por Bolivia con la adquisición de un satélite inevitablemente induce cierto dilema de seguridad para nuestro país. Pero nuestro gobierno debe transformar ese dilema en un incentivo que lleve a una política de Estado que permita al país contar también con un satélite de comunicaciones propio en el mediano plazo, a fin de valernos de sus múltiples servicios para impulsar nuestro desarrollo.
Desechada, pues, la hipótesis de un nuevo conflicto armado con el país del Altiplano, la posesión de un satélite de comunicaciones por parte del mismo tiene consecuencia geoeconómica para el Paraguay, como ya lo ha insinuado el propio presidente, Evo Morales, al señalar que su gobierno planea reforzar las comunicaciones de su país con sus vecinos suramericanos compartiendo regionalmente los beneficios del satélite. Por otra parte, autoridades paraguayas responsables de las comunicaciones han adelantado que nuestro país podría alquilar el servicio del “Túpac-Katari” para mejorar y abaratar el costo de las comunicaciones por internet. En fin, la conquista boliviana de un satélite propio debe ser recibida con beneplácito por nuestro país, ya que podríamos valernos de él si resulta más ventajoso con relación a lo que nos ofrecen actualmente otros países vecinos.
Más allá de ventajas comunicacionales, nuestro gobierno podría negociar entendimientos con el Gobierno boliviano para la utilización del satélite con fines de seguridad fronteriza, como tenemos actualmente con el Brasil; en particular, en lo concerniente al combate al narcotráfico a través del Chaco, problema que preocupa por igual al Gobierno boliviano. Podría ser de gran utilidad también para el control de las reservas forestales, tanto en el Chaco como en la Región Oriental, así como el control de la agricultura a gran escala practicada actualmente en nuestro país, a fin de evitar los abusos ambientales que perjudican la vida humana, la fauna y la flora. En suma, la posesión del satélite por parte de Bolivia podría tener un efecto positivo indirecto en cuanto a la dinamización del intercambio comercial entre ambos países, hasta ahora casi inexistente.
El desarrollo del Chaco paraguayo pasa necesariamente por un fluido intercambio comercial con Bolivia. Por su parte, como país mediterráneo, Bolivia necesita de la hidrovía Paraguay-Paraná para acceder a los mercados de Argentina y Uruguay, a más de los de ultramar. El vasto territorio del Chaco boliviano es una región muy poco poblada, al igual que el paraguayo. Vías de comunicación a través de ambos territorios atraerán migraciones que paulatinamente vayan poblándolos. Pero para que los asentamientos humanos sean permanentes, tiene que existir actividad económica, vale decir, desarrollo. Desde un punto de vista geopolítico, como país pivot y mediterráneo, Bolivia necesita del Paraguay para desarrollarse a plenitud, y Paraguay necesita de Bolivia por las mismas razones para desarrollar el Chaco.
El satélite “Túpac-Katari” puede ser el inicio de una real integración comercial entre Bolivia y Paraguay dentro de un destino geográficamente manifiesto. Una lección de la Historia es que las naciones no pueden hipotecar su porvenir por cuestiones de resentimiento, encono o revanchismo.
En ese sentido, es oportuna la visita que realizará hoy a Bolivia el presidente Horacio Cartes, para hablar de este y otros temas a fin de superar los escollos y hacer realidad los proyectos de integración tantas veces anunciados pero nunca concretados, privando así a nuestros pueblos de los beneficios que proporciona una cooperación fecunda entre dos pueblos hermanos.
ABC
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